La residencia Las Golondrinas, diseñada por Pérez-Palacios Arquitectos, representa de manera excepcional una arquitectura que se integra respetuosamente en su entorno, permitiendo que sus espacios interactúen con la naturaleza de manera auténtica y sin imposiciones.
Debido a su proximidad a la Ciudad de México, Valle de Bravo se ha convertido en uno de los destinos más populares para escapadas de fin de semana y un apreciado lugar de descanso para los habitantes de la megalópolis. Este atractivo ha generado el interés de los arquitectos en crear espacios que ofrezcan vistas al lago artificial originado por la presa Miguel Alemán, construida en 1947 para abastecer de agua a la capital mexicana, o simplemente brindar una experiencia inmersiva en el bosque. Un ejemplo de ello es esta residencia diseñada por el estudio PPA Pérez Palacios Arquitectos Asociados.
La residencia se estructura mediante tres volúmenes autónomos ubicados bajo una amplia cubierta inclinada. El espacio entre estos volúmenes forma una terraza cubierta que se transforma en el área social durante el día. Cada volumen cumple una función específica dentro del programa: las habitaciones en un bloque, el área social en otro, y la cocina junto con los servicios en el tercero. La conexión entre ellos se logra mediante pasillos cubiertos y semiacristalados, que a su vez sirven como terrazas cubiertas en cada sección y como espacios de transición entre el interior y el exterior.
En la actualidad, los habitantes de la residencia pueden gozar de un refugio contemporáneo y acogedor, donde la madera está presente tanto en las áreas comunes como en los espacios privados, como en los dormitorios.
La residencia está repleta de elementos decorativos de índole artesanal, mostrando así la conexión de la familia con los artesanos locales de la región.
La residencia se encuentra en la elevación superior de un terreno, preservando la naturaleza circundante y ofreciendo vistas panorámicas de la montaña. Su ubicación se aprovecha de la falta de construcciones cercanas.
La parte frontal está cubierta con pintura acrílica Corev Mooth en un tono negro mate, evitando que la estructura se destaque demasiado en el entorno natural abundante.
Fuente: www.arquitecturaydiseno.es
