El proyecto nació en un contexto marcado por los fuertes terremotos que afectaron a Christchurch entre 2010 y 2011, que dejaron grietas, licuación de suelos e inundaciones extensas en la ciudad y los alrededores. Era una parcela complicada — la calle de los clientes había sido duramente golpeada y resultaba altamente susceptible a inundaciones.
De idea clásica a adaptación contemporánea
Originalmente, los clientes pidieron una casa simple de forma a dos aguas inspirada en el estilo de Warren & Mahoney de los años 70. Pero terminó siendo un recorrido de casi diez años hasta la finalización, debido a la complejidad del terreno pos-terremoto. Finalmente, la casa de cuatro dormitorios se completó en 2018, con modificaciones que respondieron a las nuevas condiciones del sitio.
Elevación, ligereza y presencia oscura
Para adaptarse al riesgo de inundación, el diseño utiliza estructura de madera ligera en vez de concreto y se eleva sobre el terreno. El exterior se reviste con cedro rojo canadiense teñido de negro, lo que marca una clara elección estética: “el negro ha estado de moda entre arquitectos tanto tiempo como lo blanco”, señala el arquitecto.
Volúmenes gemelos y estrategia de protección al viento
Para maximizar el terreno estrecho, se diseñaron dos pabellones desplazados: uno al oeste con dos niveles para la sala de estar y la suite principal, y otro al este (frente a la calle) con garaje, oficina y tres dormitorios. Esta disposición también actúa como barrera contra el viento dominante del este.
Interior abierto, cálido y bien acustizado
El interior combina espacios abiertos y fluidos con posibilidades de privacidad gracias a puertas correderas. Para contrarrestar la acústica típica de los espacios abiertos, se implementaron acabados como contrachapado acústico sobre la mesa del comedor y alfombras en la sala de estar. Además, la madera domina tanto en el exterior como en el interior: suelos de roble, techos y vigas envueltas en madera, ambiente cálido y natural.
Una casa íntima que no busca exhibición
Pese a su imponente fachada que da a la calle, 25 Queens no está pensada para impresionar al vecindario. Es un reflejo del modo de vida privado de la familia: un hogar pensado para ellos, no para el escaparate. Tras una larga espera y varios desafíos, la familia decidió que no tenían intención de vender; el proyecto ha cumplido exactamente su función.
Fuente: archipro.co.nz
