La fusión entre construcción y territorio
Anclada en un paisaje natural excepcional, la obra surge como un ejercicio de mediación sutil entre arquitectura y territorio. Al adoptar una sola planta horizontal, el volumen se esparce sobre el terreno como un estrato más del lugar, evitando jerarquías visuales. Esta estrategia de baja altura permite que la construcción dialogue de igual a igual con la topografía, donde pisos, muros y techos se diluyen progresivamente hacia el jardín a través de planos continuos y umbrales difusos.

Ritmo estructural y filtros de luz: la materia como mediadora
El proyecto se materializa mediante una secuencia de volúmenes pétreos alineados, donde muros de altura uniforme establecen un ritmo estructural continuo. Sobre esta base se posan losas de concreto aparente que flotan como planos horizontales, creando umbrales de sombra y encuadres precisos hacia el paisaje. Los intersticios entre volúmenes – calculados meticulosamente – filtran luz cenital y promueven corrientes de aire cruzado, articulando un sistema pasivo que vincula masa y vacío en equilibrio tectónico.

Materia y tiempo: una arquitectura que envejece con el paisaje
La construcción emplea mampostería de piedra volcánica y concreto vertido in situ, materiales de bajo mantenimiento con raíces profundas en la tradición local. Esta paleta material —austera y tectónica— establece un diálogo tonal con la vegetación endémica, mientras su envejecimiento progresivo refuerza la sensación de arraigo al lugar. La rugosidad controlada de los paramentos y la honestidad expresiva del sistema constructivo generan una arquitectura que parece haber emergido naturalmente del sustrato geológico del sitio.

Arquitectura simbiótica: cuando el diseño enriquece el ecosistema
El paisaje se integra al ecosistema mediante plantas autóctonas y cuerpos de agua someros que favorecen la biodiversidad y reducen el consumo hídrico. Este diseño crea un tapiz vivo que cambia con las estaciones: gramíneas doradas en época seca, estanques reflejantes y floraciones en lluvias. La arquitectura se posa con levedad sobre pilotis y plataformas, minimizando su huella. Cubiertas verdes y volúmenes discretos hacen que la construcción dialogue de igual a igual con el entorno, como un elemento más en el equilibrio ecológico. Más que imponerse, la arquitectura aprende del lugar, enriqueciendo el capital natural existente.
Fuente: www.archdaily.mx