La Casa Carpatos se encuentra en una zona residencial de baja densidad en la Ciudad de México. En esta área, la normativa actual permite la construcción de una vivienda por cada 1,000 m² de terreno. Sin embargo, existen terrenos subdivididos anteriormente con características particulares, como el terreno de 400 m² en el que se ubica este proyecto. Con 10 m de frente y 40 m de profundidad, las características alargadas y angostas del terreno, junto con las normativas estrictas, dieron forma a la casa. Las restricciones frontales y posteriores, de 5 m, y las laterales, de 3 m, delimitan el perímetro de la construcción.

Diseño y Estrategia Arquitectónica
La estrategia de diseño de la Casa Carpatos se centró en lograr la mayor amplitud espacial en el interior, generando una sensación de apertura y una continua relación con el exterior. Un jardín perimetral, diseñado como un bosque de niebla, rodea la estructura de acero y cristal en tres lados.
En el centro del proyecto, donde se ubican las circulaciones verticales, un jardín interior genera un vacío que amplifica la relación interior-exterior y la amplitud, actuando como núcleo de control de temperatura.

Estructura y Materiales
La rigidez del volumen de la Casa Carpatos se suaviza mediante gestos e intervenciones específicas. La estricta modulación se adapta al uso y programa de la vivienda, mientras que la vegetación interrumpe continuamente el perímetro del espacio exterior.
Los vacíos en el sótano sugieren una circulación interior y exterior del volumen, y la fachada reflectante le da una cualidad cambiante. El interior es dinámico, con dobles alturas, puentes y terrazas techadas que se entrelazan con la estructura, creando una sensación espacial que fluye con el exterior.

Distribución del Programa
El programa de la Casa Carpatos está agrupado y distribuido por niveles. Un sótano alberga los servicios y usos complementarios, como gimnasio, ludoteca, oficina y cava. El primer nivel distribuye las áreas públicas de la casa en relación directa con el jardín perimetral. El segundo piso está compuesto por tres habitaciones, mientras que la azotea acomoda una extensión del espacio público de la vivienda, con un jardín para niños y una terraza abierta. Estos cuatro niveles se articulan mediante circulaciones verticales y vacíos que deconstruyen la uniformidad del volumen.

Integración con el Entorno
El color de la estructura se tomó del Pantone de Le Corbusier, escogido para fundirse con los tonos verdes de la vegetación y el paisaje. Los cristales teñidos de azul/verde actúan como espejos exteriores, reflejando el cielo, el paisaje y las construcciones vecinas, con la intención de mimetizar la casa con su contexto.
El mobiliario de Lorena Vieyra y las diferentes texturas de las cortinas interiores juegan con las transparencias, reforzando la sensación de habitar un bosque de niebla y desdibujando los límites entre el interior y el exterior.

Fuente: www.archdaily.mx