Escuela brasileña sostenible

Escuela Sustentable de la ONG Tagma

Este proyecto es parte del programa «Una Escuela Sustentable» de la ONG Tagma, integrando la red de edificios educativos públicos y sustentables en diversos países de América Latina. A través de una convocatoria abierta y de algunas visitas, la elegida en Brasil fue la Escuela Municipal Rural Nuestra Señora de la Concepción, escuela pública de enseñanza primaria, en Mogi das Cruzes, São Paulo. Ocupando un edificio de la década de 1950, contaba con solo dos aulas, baños cuyo desagüe se dirigía al arroyo al lado, y despachos y salas de profesores improvisadas en pequeños espacios, al mismo tiempo con un gran espacio de césped y un hermoso paisaje circundante.

Un diseño colaborativo para la escuela del futuro

El proyecto de renovación y ampliación se construyó desde las voces de su comunidad. A través de talleres participativos con estudiantes, docentes y familias, se respondió a una pregunta clave: «¿Qué sueñas para esta escuela?».
Dinámicas adaptadas a cada grupo permitieron recoger ideas y anhelos, transformándolos en la base de un diseño que no solo mejorará los espacios físicos, sino que reflejará las necesidades y sueños de quienes la habitan cada día. La sustentabilidad, así, se teje con la participación colectiva.

Diseño sustentable en 45 días

El proyecto se estructura en tres pilares: sustentabilidad de bajo impacto, ejecución mediante un taller formativo y un plazo de construcción de 45 días. La intervención amplía la escuela con un aula en sistema wood frame para primer grado y áreas de protección climática. Bajo el tanque de agua se ubican nuevos baños -incluyendo uno accesible- cuyas aguas se tratan ecológicamente, mientras las grises irrigan un bananal.

Completan la propuesta espacios docentes con cubierta vegetal, manteniendo el lenguaje constructivo de wood frame para una integración armónica.

Esta síntesis técnica conserva los datos clave en un formato fluido, eliminando redundancias pero preservando la especificidad de cada solución arquitectónica y su relación con los principios rectores del proyecto.

El corazón mágico de la escuela

El espacio más anhelado por los niños -un salón para música, danza, computación y lectura- se materializa como un dodecaedro de tierra y madera. Doce muros de tapial (tierra compactada) sostienen un ingenioso techo de vigas ligeras que convergen en un anillo cenital, inundando el interior de luz natural. Esta solución estructural combina técnicas ancestrales con diseño lúdico, creando un ícono educativo donde la geometría estimula la creatividad.

Diseño lúdico y multifuncional

El salón dodecagonal integra ingeniosamente el mobiliario en su estructura, donde cada elemento cumple doble función: las ventanas se convierten en puertas, los bancos oscilan entre interior y exterior, y los cerramientos dialogan con el paisaje. Esta solución optimiza el espacio mientras crea un entorno dinámico que invita a la exploración, transformando muebles en componentes arquitectónicos interactivos.

Arquitectura colaborativa y sustentable

Este proyecto nace de un proceso colectivo que involucró a constructores, comunidad escolar, autoridades, niños, arquitectos y estudiantes en un diálogo interdisciplinario. El diseño participativo no se limitó a la planificación, sino que evolucionó durante la obra, adaptándose a los recursos locales:

  • Mobiliario creado con retazos de madera de la construcción
  • Relleno de wood frame con paja seca de granjas vecinas
  • Soluciones espontáneas que enriquecieron el proyecto

El resultado es una arquitectura viva, donde cada decisión responde a las necesidades reales de los usuarios y las posibilidades del territorio, transformando limitaciones en oportunidades creativas.

Fuente: www.archdaily.mx

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