El Brutalismo en la Arquitectura Mexicana

En lo que se percibió como el cierre anual de actividades culturales, especialmente en el ámbito de la arquitectura, se llevó a cabo la apertura de la exposición titulada «Brutalismo arquitectónico en México» en el Museo de Arte Moderno (MAM). La exhibición, caracterizada por su enfoque ecléctico en concepto y piezas, presenta 65 proyectos que se plasman a través de fotografías, maquetas, planos, croquis y proyecciones de edificios brutalistas. Estos proyectos, realizados en la Ciudad de México, Guadalajara, Veracruz, Monterrey y el Estado de México, pertenecen a la segunda mitad del siglo XX. Además de las construcciones, la exposición incluye esculturas, pinturas y otras obras plásticas.

La muestra, respaldada por el MAM, cuenta con el patrocinio de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal). La coordinación de la exposición está a cargo de Axel Arañó, fundador de Taller de Arquitectura y Diseño, un despacho especializado en investigación arquitectónica desde 2004. En esta ocasión, Arañó actuó como curador invitado del MAM. Durante el recorrido de prensa previo a la inauguración, Arañó abordó de manera clara un aspecto importante: a diferencia de otras corrientes vanguardistas que impactaron profundamente en la arquitectura, como el futurismo, suprematismo, estridentismo, metabolismo o situacionismo, el brutalismo careció de un manifiesto o programa que pudiera constituir por sí mismo una teoría o práctica unificadas.

De esta manera, el término «brutalismo» (específicamente el New Brutalism, acuñado en 1953 por el crítico Rynar Banham en la revista Architectural Design) se emplea en la exposición como un concepto general o perspectiva que facilita la discusión de ciertos rasgos, especialmente los formales. Estos incluyen el uso de materiales en estado bruto, que aunque puede ser la forma más sencilla de definir esta corriente arquitectónica, también resulta problemática. Otros aspectos destacados son los volúmenes masivos o toscos, que prevalecen en conjuntos habitacionales y edificios gubernamentales.

La curaduría de la exposición en el MAM crea su propia definición basada en cuatro ejes: la retícula, los prismas escultóricos, la vivienda colectiva y el espacio ceremonial. Estos se fundamentan en principios como la «indiferencia deliberada al contexto urbano estilístico», el «uso de planos oblicuos», el «rechazo a las tipologías clásicas de género», la negativa consciente a «la exaltación de la alta tecnología como el High Tech o la nostalgia por sistemas constructivos artesanales del pasado», y el «uso de materiales off the shelf (‘listos para usarse’), sin pretensiones estéticas específicas, incluso aludiendo a la estética del objeto encontrado».

La propuesta que Arañó presenta, y que el propio curador sugiere para iniciar un debate al respecto, es que después de un período de «silencio» entre los años 90 y la primera década del siglo XXI, justo tras la caída de la Unión Soviética, ha habido un renacimiento del brutalismo en años recientes. Este resurgimiento no solo se refleja en el interés de investigadores e historiadores, sino también en la práctica arquitectónica. Esta tendencia podría interpretarse como una respuesta a la arquitectura posmoderna, al High Tech y a la necesidad de una arquitectura adaptada al cambio climático.

Aunque el brutalismo llegó a México a partir de los años 60, se manifestó de manera más discreta que en Europa, la Unión Soviética o incluso en casos cercanos como Cuba. Por eso, la exposición «Brutalismo arquitectónico en México» elige situar con precaución esta corriente. La diversidad de los proyectos presentados es la mejor evidencia de esa ambigüedad. Se incluyen ejemplos que podrían considerarse paradigmáticos, como el Colegio Militar de Agustín Hernández, el trío de obras de Teodoro González de León que abarca la Universidad Pedagógica, la sede central del Fondo de Cultura Económica y el Colegio de México, el edificio del deportivo Guelatao en La Lagunilla, atribuido entre otros a Joaquín Álvarez Órdoñez, el edificio de Insurgentes Sur 1824 de Benjamín Rubén Méndez Savage, y el Palacio Municipal de Nezahualcóyotl de Francisco Alcalá Horta.

A pesar de ello, se presenta una extensa y diversa lista de estudios y creadores que incluye a Francisco Serrano, Augusto H. Álvarez, Manuel González Rul, Antonio Atollini, Ricardo Legorreta, Alberto Arai, Margarita Chávez y Alejandro Caso, Imanol Ordorika, Juan Sordo Madaleno, Agustín Landa, Augusto Quijano, Luis Aldrete, Fernando González Gortázar, Rafael Pardo, Lucio Munian, Iker Larrauri y Carlos Obregón, Óscar Bulnes, PRODUCTORA, Isaac Broid, Félix y Luis Sánchez, Alejandro Zohn, Estudio Núñez-Zapata, Ludwig Godefroy, David Pedroza, JSa arquitectos, OAXarquitectos, Graciastudio, Cadaval & Solà-Morales, Orso Núñez, Arturo Treviño y Arcadio Artiz Espriu; Tatiana Bilbao, Estudio Macías Peredo, Young&Ayala + Isaac Michan; EPArquitectos, Studio Rick Joy, Pedro Ramírez Vázquez, David Muñoz, Michel Rojkind, Rubén Valdez y Yashar Yektajo, Javier Sánchez, Francisco Alcalá, Miguel de la Torre, LAMZ Arquitectura, Javier Muñoz, Héctor Barroso, Agustín Landa, Ernesto Gómez Gallardo, Ángel Borja, Francisco Elías, Estudio MMX, Manuel Rocha, J. Álvarez Ordóñez, Ignacio Machorro e Hilario Galguera y Benjamín Méndez Savage.

La exposición, mayormente ilustrada por fotógrafos y algunos escultores, cuenta con obras de Hersúa, Federico Silva, Manuel Álvarez Bravo, Arturo Arrieta, Diego Pérez, Marcos Betanzos, Manuel Felguérez, Armando Salas Portugal, Pedro Hiriart, Héctor García, entre otros. Además, se incorporan otros medios como la instalación fotográfica (H) de Onnis Luque, una espectrografía de Tomás Casademunt sobre la torre de Reforma 27 de Alberto Kalach, y un montaje con clips de piezas audiovisuales en las que aparecen obras mencionadas, abarcando desde filmes como «La Jetée» (Chris Marker, 1962), «Alphaville» (Jean-Luc Godard, 1965), «La naranja mecánica» (Stanley Kubrick, 1971), «Con licencia para matar» (John Glen, 1989), «Blade Runner 2049» (Denis Villeneuve), hasta videos musicales como «La incondicional» (1989) de Luis Miguel o «Limbo» (2012) de Daddy Yankee.

En el comunicado de prensa oficial se proporcionan datos adicionales, como el hecho de que la exposición se ha presentado en otros lugares y galerías, como la Facultad de Estudios Superiores campus Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México, el edificio de departamentos Taine 4 × 6 y el Centro Cultural Tlilatl. Arañó, debutando como curador en una sala de museo con «Brutalismo arquitectónico en México», también es autor de libros como «Arquitectura escolar. SEP 90 años», «Arquitectura parlamentaria en México. Dos siglos de recintos para el diálogo», y «Pueblos-hospital y guataperas de Michoacán».

Fuente: arquine.com

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