Este hotel de condominios goza de una ubicación privilegiada, conectado directamente con las pistas de esquí de Niseko Hirafu en Hokkaido, Japón. Su arquitectura refleja la identidad de Niseko y su paisaje, marcado por pequeñas construcciones y los característicos tejados a dos aguas propios del entorno tradicional de Hokkaido y la región. A la vez, incorpora las particularidades de un desarrollo de condominios, donde cada unidad cuenta con propietario individual. Al representar estos elementos como una colección de tejados a dos aguas, el diseño alcanza eficiencia económica y racionalidad, preservando a la vez el paisaje natural de Niseko. El hotel ofrece experiencias únicas, desde habitaciones integradas armoniosamente con el entorno, hasta un vestíbulo que enmarca la belleza natural local y un baño al aire libre con vistas al monte Yōtei. Una arquitectura singular en un lugar incomparable.

Arquitectura que armoniza tradición, paisaje y regulación ambiental en Niseko.
Este hotel de condominios se ubica en Niseko, Hokkaido, una reconocida estación de esquí que atrae tanto a esquiadores como a inversores internacionales. Con conexión directa a las pistas, ofrece vistas privilegiadas del monte Yōtei y del bosque de abedules, íconos emblemáticos de la región. Situado dentro de un parque nacional, el proyecto se rige por estrictas normativas de la Ley de Parques Naturales que regulan aspectos como la altura máxima, distancias de separación, superficie construida, forma de los tejados, materiales exteriores y paleta cromática. En respuesta a estas exigencias, el diseño se integra armoniosamente con el paisaje característico de Niseko, compuesto por edificaciones dispersas de pequeña escala y tejados a dos aguas que evocan la arquitectura tradicional de Hokkaido, reflejando también la historia y cultura locales. Al equilibrar criterios económicos y racionales, el proyecto logra preservar la esencia paisajística de Hokkaido y Niseko, ofreciendo una arquitectura respetuosa y contextual.

Tradición reinventada: privacidad y armonía en la arquitectura japonesa contemporánea.
Este conocimiento, transmitido de generación en generación por nuestros antepasados, permite una armoniosa convivencia con el exigente entorno natural. Además, funciona como un mecanismo sutil para delimitar los espacios públicos y privados. En este proyecto, hemos reinterpretado el engawa tradicional como un balcón cilíndrico en cada habitación, logrando un equilibrio entre privacidad y amplitud. Este diseño refleja también el concepto de “condominio con propietarios individuales” mediante un conjunto de unidades autónomas, visible en la expresión exterior. En la planta superior, el engawa está rematado por un tejado a dos aguas, la forma clásica de la arquitectura japonesa. Los tejados exteriores, con pendientes variables según la configuración interior, se integran armónicamente con la imponente cordillera y el paisaje circundante, creando en Niseko un paisaje renovado que evoca la sensibilidad estética japonesa.

Un espacio “no cotidiano” que evoca el paisaje de Niseko
El edificio fue diseñado para maximizar la superficie útil respetando las limitaciones del terreno, condicionadas por el retranqueo establecido en la Ley de Parques Naturales y la proximidad de un acantilado. En la planta baja, las habitaciones y un baño al aire libre con vistas al monte Yōtei se organizan en un cuadrado alrededor de un patio central, concebido para proporcionar luz natural a las áreas comunes ubicadas en el sótano.

Un oasis central que refleja la esencia natural de Niseko a lo largo del año.
La entrada se ubica en el sótano, donde las zonas comunes —como la recepción, el restaurante, el spa y las aguas termales— se organizan alrededor del «Jardín de las Cuatro Estaciones» (shiki-no-niwa), un patio central del edificio. Este jardín alberga una arboleda de arces japoneses autóctonos de la región, mientras que el suelo está revestido con rocas extraídas del propio terreno. El patio captura la esencia natural de Niseko y da la bienvenida a los huéspedes con distintas expresiones según la estación del año.

Un diseño estructural adaptado al duro entorno de fuertes nevadas, que permite una experiencia extraordinaria
Para garantizar la resistencia sísmica, las unidades de huéspedes se distribuyeron de manera aleatoria y los muros de carga se ubicaron estratégicamente a lo largo de la planta. Con una luz estructural básica de 3,6 metros, se minimizó la altura de las vigas perimetrales para maximizar la apertura útil dentro del límite de altura de 3,1 metros. Además, al eliminar vigas transversales dentro de las habitaciones, se eliminaron restricciones en la distribución interior, permitiendo espacios abiertos con techos a máxima altura.
Fuente: www.archilovers.com