Diseño Integrado en la Montaña de Mazunte

«La Extraviada es un pez que se transformó en un anhelo, evolucionando en un proyecto que materializó una residencia con vista al mar». Ubicada en Mazunte, Oaxaca, esta casa se diseñó para ofrecer una experiencia vacacional. Estratégicamente construida en la ladera del cerro, contempla el sereno y majestuoso panorama del Océano Pacífico, rodeada en su totalidad por la exuberante naturaleza, frente a la apacible playa Mermejita.

El proyecto busca integrarse armónicamente con la topografía del cerro, revelando sus espacios a medida que se asciende o desciende por la montaña. La forma de la estructura surge de la superposición de bloques pétreos, los cuales albergan amplios ventanales de madera y se disponen en capas, adaptándose a la inclinación del terreno. Esto da lugar a terrazas y salientes que proporcionan sombra y siguen las corrientes del viento, creando la impresión de piedras en equilibrio en la ladera del cerro.

Ubicadas en la base de la montaña, ambas edificaciones presentan tres niveles que se ajustan a la inclinación del terreno. Este diseño se realiza cuidadosamente para no obstruir las vistas de las estructuras preexistentes ni entre sí. Las construcciones se elevan para tener una perspectiva hacia el mar y están concebidas con ventilaciones cruzadas que permiten la circulación del aire, proporcionando frescura a los espacios.

La arquitectura de las pequeñas casas no está en contra de las condiciones naturales de su entorno, que incluye la exposición al mar, la sal, el sol y la humedad. En cambio, aprovecha estos elementos, integrándolos de manera consciente en el diseño. Se busca que el desgaste natural causado por el tiempo y la influencia de la naturaleza sea una parte esencial de la estética del proyecto. La intemperización gradual otorga carácter a los volúmenes, convirtiéndose en una característica integral de la imagen del conjunto.

La mayoría de los materiales empleados en la construcción provienen de la región; por ejemplo, se utiliza madera de macuil en la carpintería y piedra extraída de canteras cercanas para los muros que delimitan el acceso a la propiedad. Al igual que en la fase inicial del proyecto, los muros presentan un acabado de cemento pulido mezclado con pigmentos color café. Esta elección tiene como objetivo fusionar visualmente los volúmenes con la variada paleta de tonos que ofrece el entorno. Además, se incorpora el pigmento color negro en zócalos y en los muros de los patios, inspirado en la arena negra de la playa Mermejita.

Sepia y Erizo comparten las mismas dimensiones y conservan el módulo existente del proyecto, con ventanales de 4.5 m de ancho. Sin embargo, cada una responde de manera única a su ubicación en la montaña. En el caso de la casita Erizo, se accede a través de un patio interior privado que alberga una poza de agua dulce y sirve como entrada al área social. Desde este patio, una escalera exterior se eleva hasta la recámara, ofreciendo vistas a la copa de los árboles y al mar en el horizonte. La escalera continúa rodeando la estructura de la casita hasta llegar al tercer nivel, donde se encuentra la terraza con un techo liviano de madera y otate. Desde este punto, se pueden apreciar vistas panorámicas de la montaña y el océano.

Ubicada más arriba, Casita Sepia se erige siguiendo la pendiente de la montaña. Su zona social ocupa la planta baja, abriéndose hacia un patio interior privado. Una escalera externa conduce a la recámara, ofreciendo vistas panorámicas hacia el mar, y continúa ascendiendo hasta la terraza en el tercer nivel. Esta terraza se conecta a una poza privada en la ladera de la montaña mediante un puente.

El acceso a las casas se realiza desde la parte baja del terreno, siguiendo un sendero que se encuentra a nivel de la playa. En este lugar se ubican el estacionamiento y una zona de servicio, rodeados por muros de piedra y protegidos por la sombra de las palmeras. Una escalera tallada en la montaña, que conduce a las casas, continúa hasta la residencia principal, situada en la cima del terreno, estableciendo así una conexión entre todos los espacios. Casita Sepia y Casita Erizo contribuyen a la composición de volúmenes que descienden por la ladera de la montaña, formando parte de La Extraviada, un proyecto en constante evolución que no teme al paso del tiempo.

Fuente: www.archdaily.mx

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