En muchos casos de construcción en barrios ya establecidos, surgen conflictos, la comunidad local suele enfrentarse a la difícil decisión de aceptar las propuestas y resistirse al desarrollo. Sin embargo, en Düsseldorf, el desarrollador Cube Real Estate, junto con MVRDV y LOLA Landscape Architects, han demostrado un enfoque basado en la comunicación abierta, negociación y compromiso puede resolver estos conflictos. Con su proyecto urbano para «Grüne Mitte», proponen la construcción de 500 nuevos apartamentos, de los cuales aproximadamente la mitad serán viviendas sociales o asequibles, además de espacios comunitarios. Buscando mejorar el vecindario y cumplir con las expectativas tanto de la ciudad como de sus habitantes.

El terreno está ubicado al lado de una calle muy concurrida en Flingern-Süd, donde actualmente hay un centro comercial, un supermercado y un estacionamiento que apenas se utilizan, construido hace unos 11 años. También colinda con Kiefernstraße, una calle conocida por ser un lugar donde los ocupantes han estado desde los años 80, además de tener colorido arte callejero en las paredes. Dado que esta comunidad es idealista y está políticamente organizada, cualquier propuesta para desarrollar el área necesita la participación y el apoyo amplio de los vecinos cercanos y de la variada comunidad de Flingern-Süd.

Esto estableció el escenario para un proceso de participación muy activo que buscaba unir las ideas del desarrollador con los deseos de los residentes locales y los objetivos de la oficina de planificación urbana. A través de una serie de talleres dirigidos por MVRDV y LOLA, se entrevistó a los residentes para ayudarles a generar ideas sobre el desarrollo. Se organizaron recorridos por la zona, donde se utilizaron letreros y marcadores en el suelo para visualizar ideas. También se llevó a cabo un taller con niños locales para identificar beneficios para los jóvenes. Además, en una conferencia en línea, el equipo de diseño presentó en tiempo real las sugerencias de la comunidad.

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Durante este proceso, surgieron varios requisitos importantes. Uno de ellos fue la importancia de conservar el supermercado como un punto de encuentro social clave. También se expresó el deseo de mejorar la conexión del área con los distritos vecinos de la ciudad y la necesidad de incluir espacios públicos, para beneficiar la inclusión social. Durante el proceso, los diseñadores presentaron tres propuestas, para que los residentes discutieran sus ventajas y desventajas. La propuesta más popular fue la llamada «Grüne Mitte», es una serie de bloques de edificios que rodean un espacio verde central compartido.

El parque, que se ubica en medio, reduce la cantidad de área pavimentada o construida de 98% a 62%, proporcionando un espacio central para la comunidad. Se accede desde la esquina de Kiefernstraße y a través de tres pasajes que atraviesan el edificio y se conectan en la carretera principal, uniendo la zona en desarrollo con el vecindario. Además de tener vegetación, ofrece diversas comodidades, como quioscos, instalaciones deportivas y áreas de juegos para niños. Este espacio verde contribuye a aumentar la biodiversidad en el barrio y crea un clima agradable. Para hacer posible económicamente este gran espacio verde, se decidió construir un rascacielos de oficinas en la esquina suroeste del sitio. Aunque una torre en esta ubicación no estaba contemplada en el plan de la ciudad, el apoyo local al diseño convenció al comité de otorgar una aprobación especial.

Los deseos de la comunidad jugaron un papel importante en la definición de diversas características de diseño. Esto incluye un enfoque en la sostenibilidad del proyecto, que implica la instalación de techos verdes con paneles solares, el uso de pisos de madera contra laminada en la torre de oficinas y la adopción de una estrategia de minería urbana para reutilizar componentes del centro comercial. Además, se destaca la intención de resaltar las cualidades distintivas de la comunidad: se sugirió que cada bloque del edificio tenga un diseño de fachada diferente, reflejando la diversidad de los futuros residentes y reduciendo la impresión de monumentalidad del edificio. Se propone adornar algunas de estas paredes con arte callejero creado en colaboración con los residentes de Kiefernst, siguiendo con el estilo de los murales que caracterizan a la calle.

«Durante la pandemia, parte del proceso de participación se llevó a cabo en línea, lo cual resultó ser algo positivo. Observamos una activa participación de los asistentes, muchos compartieron comentarios en el chat y la moderación fue excelente», menciona Jacob van Rijs, socio fundador de MVRDV. «Estas reuniones en línea nos permitieron crear una especie de ‘cocina en vivo’ arquitectónica, donde las ideas de la audiencia se pusieron a prueba en tiempo real utilizando modelos rápidos. Además de ser una forma divertida de desarrollar el proyecto, esto aceleró el proceso de diseño y aumentó la participación comunitaria. Como resultado, se tomó la decisión de incluir más áreas verdes en el vecindario, lo que también implicó la comprensión de que sería necesario construir un rascacielos para lograrlo».

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Fuente: arqa.com