En Borna-Park, la arquitectura se funde con el entorno natural suizo, compuesto por praderas y el río Pfaffneren. Aquí, el paisaje no es un simple acompañamiento visual, sino el elemento que define la identidad de la comunidad. La vida y el trabajo se desarrollan en simbiosis con la naturaleza, que actúa como el núcleo de la experiencia diaria.
Un Entorno de Apoyo y Recorrido Sensorial.
El complejo consta de un edificio residencial y un taller, ambos diseñados específicamente para personas con discapacidad. Estas estructuras se distribuyen libremente en un parque y se vinculan mediante senderos sinuosos. Para los usuarios, el traslado diario entre el hogar y el trabajo se convierte en un ritual de conexión sensorial con el clima y el entorno natural.
Áreas Comunes: Equilibrio entre Función y Acogida
El edificio residencial se organiza en dos unidades conectadas por la planta baja y el sótano. El nivel de acceso alberga las funciones administrativas y sociales, incluyendo una cafetería y un comedor con cocina industrial. En el interior, la combinación de madera de roble, elementos acústicos y concreto pulido logra una estética profesional pero sumamente cálida.
Comunidad Residencial: Espacios de Convivencia
Las plantas superiores están dedicadas a la vida comunitaria, con viviendas diseñadas como secuencias de espacios abiertos y fluidos. Zonas comunes de comedor y salón fomentan la interacción social diaria. La paleta de materiales, que mezcla madera expuesta, concreto y carpintería en tonos cálidos, crea una atmósfera cohesiva y hogareña.
El Taller: Innovación Estructural y Sostenibilidad
El taller es un volumen de madera de dos niveles que se divide en tres secciones funcionales. En su centro destaca una gran nave de almacenamiento de doble altura que conecta las distintas áreas de trabajo. El icónico techo a dos aguas no solo inunda el interior de luz cenital, sino que soporta un sistema fotovoltaico de gran escala que maximiza la eficiencia energética.
Transparencia y Robustez Industrial
En el interior del taller, la estructura de madera de haya y las instalaciones a la vista proyectan un carácter directo y resistente. Grandes paneles de vidrio permiten una conexión visual constante entre los departamentos, facilitando la entrada de luz natural en profundidad y asegurando condiciones óptimas para la supervisión y seguridad de los usuarios.
Conclusión:
Borna-Park es un testimonio de cómo la arquitectura puede ser una herramienta de inclusión y bienestar. Al priorizar el contacto con la naturaleza y la fluidez espacial, el proyecto logra que el entorno de vida y trabajo sea mucho más que un refugio: es un espacio sensorial que dignifica la rutina diaria y fomenta la autonomía dentro de una comunidad armoniosa.
Fuente: www.archdaily.mx
