El Espacio Escultórico de la UNAM es una de las obras de arte público más significativas de América Latina, donde el arte contemporáneo se fusiona con el paisaje natural en un diálogo profundo entre la creación humana y el entorno. Ubicado en la Ciudad Universitaria de la UNAM, este espacio ha sido recientemente galardonado con el Premio Internacional Carlo Scarpa para el Paisaje 2023-2024, otorgado por la Fundación Benetton Studi Ricerche, debido a su alto valor natural, histórico y cultural. Este reconocimiento subraya la relevancia del Espacio Escultórico y la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, dos elementos clave de la UNAM, que emergen sobre una superficie de lava volcánica y forman un punto de encuentro entre el arte, la ecología y la historia de México.
Ubicación y Contexto Natural: La Ciudad Universitaria y la Reserva Ecológica
La Ciudad Universitaria de la UNAM, ubicada en el sur de la Ciudad de México, ocupa una extensión de 730 hectáreas, de las cuales 176.5 hectáreas corresponden al Campus Central, inaugurado en 1952. En este entorno se encuentra la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, creada en 1983, que cubre 237 hectáreas y protege una de las áreas de lava más emblemáticas de la ciudad, resultado de la erupción del volcán Xitle. Este ecosistema volcánico alberga una rica biodiversidad, y aunque el 90% de la reserva está restringido para su conservación, el 10% restante incluye el área del Espacio Escultórico y el Paseo de las Esculturas, accesibles al público para promover la interacción con el arte y la naturaleza.
Creación y Colaboración Artística: Un Proyecto Colectivo
El Espacio Escultórico de la UNAM fue inaugurado el 23 de abril de 1979, como parte de un esfuerzo colectivo de seis artistas mexicanos de renombre: Federico Silva, Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Mathias Goeritz, Hersúa y Sebastián. Este equipo de artistas, comprometidos con la cultura y la docencia en la UNAM, estuvo influenciado por dos corrientes escultóricas clave: el Minimal Art, representado en la estructura circular de piedra que sostiene los 64 prismas seriados, y el Land Art, que inserta obras de arte en paisajes naturales para su conservación. Además, el proyecto contó con la colaboración de biólogos, geólogos, ecólogos, ingenieros y arquitectos, quienes trabajaron de manera conjunta para asegurar la preservación del entorno natural y crear un espacio artístico que también fuera un referente cultural y educativo.
Según el escultor Manuel Felguérez, el proyecto del Espacio Escultórico debía ser “un fruto de una concepción del arte como investigación, como extensión de la cultura y como compromiso con la realidad social”. Esta visión se tradujo en una obra que no solo tiene valor artístico, sino que también se concibe como un homenaje a la cosmovisión prehispánica y un espacio para la reflexión sobre la relación entre el ser humano y el cosmos.
Diseño y Concepto: Cosmogonía Prehispánica y Simbolismo Cósmico
El diseño delEspacio Escultórico de la UNAM está inspirado en conceptos prehispánicos relacionados con la cosmogonía y la arquitectura astronómica de las culturas antiguas de Mesoamérica, particularmente el calendario maya. La disposición circular del espacio simboliza la circularidad del tiempo y los ciclos cósmicos, reflejando la concepción prehispánica del universo y su relación con los ritmos naturales del sol, la luna y las estrellas. Este espacio invita a la reflexión sobre el lugar del ser humano en el cosmos y su vínculo con la naturaleza y el universo.
El complejo está compuesto por un conjunto de 64 volúmenes piramidales de base rectangular, con dimensiones de 9 x 3 metros y una altura de 4 metros. Estos prismas están dispuestos sobre una plataforma de 13.61 metros de ancho, que forma un anillo circular contenido por piedra braza. El diámetro interior de este anillo es de 92.78 metros, mientras que el exterior alcanza los 120 metros, lo que crea un impacto visual monumental. En el centro del espacio se encuentra un «mar» de lava solidificada proveniente de la erupción del volcán Xitle, lo que simboliza la fuerza primordial de la naturaleza.
Materialidad y Construcción del Espacio Escultórico de la UNAM: Piedra Volcánica y Técnicas Constructivas Sostenibles
La plataforma del Espacio Escultórico está construida a partir de dos muros de piedra volcánica y relleno de balastra, creando un piedraplén permeable que asegura la permeabilidad del terreno. Los muros varían en altura, de 50 centímetros a 9 metros, adaptándose a la topografía del lugar. La superficie de la plataforma está terminada en grano de tezontle, un material volcánico que contribuye al color y textura del espacio, al mismo tiempo que mantiene la permeabilidad y el equilibrio ecológico del entorno. Los 64 prismas están cimentados sobre una losa de concreto armado, y los muros de los paramentos verticales también se construyeron con concreto armado, utilizando viguetas de concreto precoladas para soportar bloques huecos de cemento y arena. La superficie de todas las caras de los prismas presenta un martelinado grueso, lo que les da una textura distintiva y contribuye a la estética general del proyecto.
El Paseo de las Esculturas: Arte y Naturaleza en Encuentro
Además del Espacio Escultórico, la UNAM ha creado el Paseo de las Esculturas, un recorrido donde las obras individuales de los artistas que participaron en la creación del espacio se presentan en medio de la vegetación y sobre las rocas volcánicas. Estas esculturas no solo enriquecen la propuesta escultórica, sino que también invitan a los visitantes a explorar las diversas posibilidades vivenciales que ofrecen las obras, interactuando con el paisaje. Las esculturas incluidas en el Paseo son: Las Serpientes del Pedregal y Ocho Conejos de Federico Silva, Ave Dos de Hersúa, Coatl de Helen Escobedo, Colótl de Sebastián, Corona del Pedregal de Mathias Goeritz y Variante de la Llave de Kepler de Manuel Felguérez. Cada una de estas piezas aporta su propia interpretación del paisaje, creando un contraste visual entre el arte contemporáneo y la naturaleza circundante.